John Maxwell dijo: ¡Somos demasiados pequeños para hacer grandes cosas solos! Cuando leemos las Escrituras y vamos conociendo más a Dios en su manera de pensar y avanzamos descubriendo sus diseños, lo que estableció a lo largo del tiempo, llegamos a comprender una verdad inalterable: ¡Equipos está en el ADN del Dios! El gran error del hombre fue creer que la autosuficiencia era la manera en que crecería y lo haría un dios, sin embargo, Jesús refutaría esta postura declarando de manera inequívoca: Separados de mí, ustedes nada pueden hacer. El hombre fue creado para depender de Dios y para trabajar en equipos.
John Maxwell dijo: ¡Somos demasiados pequeños para hacer grandes cosas solos! Cuando leemos las Escrituras y vamos conociendo más a Dios en su manera de pensar y avanzamos descubriendo sus diseños, lo que estableció a lo largo del tiempo, llegamos a comprender una verdad inalterable: ¡Equipos está en el ADN del Dios! El gran error del hombre fue creer que la autosuficiencia era la manera en que crecería y lo haría un dios, sin embargo, Jesús refutaría esta postura declarando de manera inequívoca: Separados de mí, ustedes nada pueden hacer. El hombre fue creado para depender de Dios y para trabajar en equipos. No podremos llevar adelante grandes sueños, visiones o misiones solos; no importa que potenciales estas sean, necesariamente debemos tener un equipo idóneo. Idóneo no conlleva la idea de similitud sino, todo lo contrario, es lo opuesto. Si alcanzaremos grandes cosas en equipos debemos saber que: Unidad no es uniformidad. El apóstol Pablo lo explayó magistralmente: “…un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo… de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”. Somos un cuerpo, tenemos un propósito y misión como iglesia, pero a cada uno se nos dio la gracia (dones) y una funcionalidad diferente a los demás. ¡Es eso lo que nos hace equipo! En este libro podrás adentrarte en un tópico que destruirá el genoma de la serpiente antigua: la autosuficiencia. Y nos edificará en el concepto eterno de Equipos. No podremos funcionar como Dios lo desea y obtener sus resultados a menos que indaguemos en Sus diseños… y recuerde que: ¡Somos demasiados pequeños para hacer grandes cosas solos!
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Junto a mi familia somos misioneros apóstolicos enviados a España (San Juan de Alicante) por nuestra Casa apóstolica: Centro Cristiano Adonai Argentina, dónde nuestros apóstoles Carlos y Marcela Carpintieri han ejercido paternidad por más de 20 años.
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